El siguiente texto es una carta a La Tercera en su versión
original dado que los editores del diario, esos personajes obscuramente
emparentados con los censores, suelen recortar tanto los textos que
éstos llegan a perder la gracia, que ya no es mucha, del autor.
El 9 de enero, en Correo de Los Lectores de su diario, el presidente del
Colegio de Químico Farmacéuticos, Mauricio Huberman, comentó la nueva
ley de fármacos con razonables consideraciones que, en general,
comparto.
Sin embargo, entre tanta feliz coincidencia, no pasó inadvertida una
frase que incorpora una idea ya común que me parece majadera, sin
pretender decir que el Sr. Huberman sea un majadero.
"Nuestra participación quedó plasmada en varios puntos, como entender el medicamento como un bien de salud y no de consumo..."
La Real Academia dice de la majadería que es un dicho o hecho necio, imprudente o molesto.
Y por ello me permito manifestar lo imprudente de esa excluyente opinión
de que los medicamentos, así como la educación en otro contexto, no son
un bien de consumo.
Desconocer la real calidad de estos bienes o servicios como de consumo,
es echarse al bolsillo sesudas construcciones teóricas y prácticas de la
economía, el derecho y seguramente otras nobles disciplinas. Más en
sencillo, es pretender tapar el sol con un dedo.
Nos guste o no, los medicamentos son un bien de consumo, tienen precio, a
veces inalcanzable, se demandan en el mercado y no es gratis
proveerlos, como tampoco son gratis los valiosos servicios que prestan
los químicos farmacéuticos.
Otro tema distinto son las necesidades que cada individuo requiere
satisfacer con estos bienes o servicios, sea por sus propios medios o
ayudado por el Estado, que en esto tiene un deber ineludible.
Es relevante precisar los conceptos si pretendemos avanzar en resolver temas pendientes en Chile.
Como decía mi abuela, a la que la economía y el derecho le importaban poco: al pan, pan; y al vino, vino.
Alejandro Pujá Campos,
Presidente ODECU Libertador.
Twitter: angel_1969
P.S.: La versión editada de la carta fue publicada el lunes 12 de enero de 2014, sin repercusión alguna.
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