Con
el declive demográfico y el envejecimiento de la población, además de
la creciente oposición a la inmigración, algunos países optan por
invertir en robots avanzados y en androides (robots con forma humana)
para hacer frente a la disminución de la fuerza laboral.
Más de 80 países, que concentran 46 por ciento de la población mundial, tienen una tasa de fertilidad por debajo del nivel de reemplazo, de unos dos nacimientos por mujer.
Más de 80 países, que concentran 46 por ciento de la población mundial, tienen una tasa de fertilidad por debajo del nivel de reemplazo, de unos dos nacimientos por mujer.
Incluso,
en algunos países como Canadá, Alemania, Hungría, Japón, Italia, Corea
del Sur, España y Gran Bretaña, la tasa de fertilidad hace varias
décadas que está por debajo del nivel de reemplazo.
Además, se proyecta que por esa causa, unos 50 países o áreas tendrán poblaciones más pequeñas para mediados de este siglo.
En algunos de ellos, como Bulgaria, Croacia, Letonia, Lituania, Moldavia, Polonia, Rumania, Serbia y Ucrania, la población se reducirá en más de 15 por ciento.
A eso se suma el envejecimiento de la población. El promedio de edad en los países ricos supera los 40 años, un aumento de 13 años respecto de 1950. Y para mediados de siglo, unos 12 países tendrán en promedio 50 años o más, como Japón, 53 años, España, 52 años, y Alemania, 50 años.
Muchas de esas naciones con problemas demográficos, además, se oponen a la inmigración.
Un estudio al respecto señala que una mayoría de los consultados en Alemania, Rusia, Sudáfrica, Turquía y Estados Unidos consideran que la inmigración tiene un “impacto muy o bastante negativo”.
Incluso, los gobiernos de esos países endurecen los controles fronterizos, construyen muros y barricadas y adoptan políticas para restringir notoriamente la inmigración.
En ese contexto, algunos países invierten en tecnología robótica avanzada para cubrir sus necesidades y aumentar la productividad, reducir el costo de mano de obra y mejorar los bienes y servicios.
Los últimos ejemplos en ese sentido incluyen automóviles repartidores de pizza sin chofer y un albañil robótico que puede colocar 1000 ladrillos estándares en una hora, lo que a dos hombres les lleva un día, además de un barista robot que puede servir 120 cafés en una hora.
La relación robot por cantidad de obreros es alta en Corea del Sur, Japón y Alemania. Más de la mitad de los 10 países con mayor proporción de robots por trabajador están en la Unión Europea, pero 75 por ciento de los robots del mundo se concentran en cinco países: China, Alemania, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos.
La Federación Internacional de Robótica pronostica que el número de robots industriales que hay en el mundo aumentará a 2,6 millones para 2019, casi el doble que en 2015.
Los avances en la tecnología robótica y la inteligencia artificial contribuyen a la humanización de los robots y al surgimiento de androides que se asemejan, se mueven y actúan como seres humanos, incluso con un cuerpo y una piel similar al humano.
Todavía están en desarrollo, pero los primeros androids se ven cada vez más en depósitos, comercios, centros de información y recepción, hospitales, instalaciones militares, parques industriales y en la televisión.
Hace varios años, científicos de Japón desarrollaron el primer androide presentador de noticias, que no solo tenía una perfecta capacidad de lenguaje, sino que tenía sentido del humor.
Además de realizar tareas manuales repetitivas, los androides pueden dialogar e interactuar con la gente, ofrecer atención al cliente y compañía, realizar tareas peligrosas e incluso salvar vidas humanas y hasta tener sexo.
Los temores y especulaciones sobre posibles consecuencias negativas se relacionan con los algoritmos de aprendizaje, por ejemplo, que permiten que algunos robots sean autodidactas y hasta se repliquen.
Hay quienes alertan de que el avance de la robótica podría causar un desempleo masivo, que afectaría a todo el mundo, desde conductores hasta trabajadores sexuales.
Muchas tareas realizadas por personas pasarán a ser realizadas por robots, pero la evidencia de Alemania y Estados Unidos sugiere que los programas de automatización con robots tienen efectos positivos en las oportunidades de empleo.
Los luditas resultaron estar equivocados, y la tecnología de androides y robótica llevará al aumento del trabajo y de la prosperidad, así como de mejores bienes y servicios y más baratos.
Pero muchos analistas sostienen que el desarrollo de androides y robots es tan rápido y en tantos sectores que un gran número de trabajadores, en especial los que no tienen capacitación, quedan desplazados y tienen dificultades para encontrar otro empleo adecuado.
Un estudio económico concluyó que desde 1990, cada robot agregado a una fábrica estadounidense redujo el empleo en más de seis trabajadores en los alrededores de la misma.
Frente a ese problema, hay quienes recomiendan una tasa robótica para aumentar los ingresos de los trabajadores desplazados por robots o que se les suministre un ingreso básico universal si no logran encontrar trabajo.
Otra sugerencia es que los electores presionen a los gobiernos para imponer cuotas para trabajadores humanos.
Pero ninguna de esas sugerencias atienden el problema de los millones de jóvenes desempleados en los países en desarrollo.
En África subsahariana, por ejemplo, las personas de entre 15 y 24 años aumentarán a más del doble para mediados de este siglo, superando los 400 millones de jóvenes. La búsqueda de empleo, precisamente, empuja a hombres y mujeres a emigrar a países más industrializados, aun sin los documentos necesarios.
Otro asunto preocupante es que los gobiernos no han creado un conjunto de leyes y normas en materia de androides, que contemplen desde registro, impuestos, responsabilidades, entre muchos otros asuntos.
Y más grave es todo lo que se relaciona con hackers, ciberdelincuentes, terroristas y otros que se arroguen el control de los andoides y los robots con el fin de perjudicar o dañar a las personas, la propiedad y el ambiente.
Más de 40 países ya tienen programas de robótica con bombarderos aéreos no tripulados. En muchos países, el sector militar es el principal impulsor de esta tecnología pues busca reducir los riesgos a los que se exponen los soldados y dotarse de mejores capacidades de reconocimiento, vigilancia e inteligencia.
El Comité Internacional para el Control de Armas Robóticas teme que el avance de la robótica haga que más países se involucren en guerras, ya que los androides y los robots reemplazan a los combatientes humanos.
Hace poco, 116 fundadores de compañías robóticas y de inteligencia artificial de 26 países suscribieron una petición para prohibir robots asesinos o sistemas de armas letales autónomas, con el argumento de que solo los humanos deberían tener permiso para matar humanos.
Algunas personas ven en los androides la solución al problema de la disminución y del envejecimiento de la población, pero otros lo ven como un desarrollo preocupante que supone múltiples amenazas a las sociedades humanas.
Dadas las profundas implicaciones de la emergencia de esta transformadora era de los androides, la comunidad internacional debe atender y buscar crear un acuerdo o protocolo sobre su uso.
Traducido por Verónica Firme.
La nota original está disponible en el sitio de Inter Press Service, Agencia de Noticias.
Además, se proyecta que por esa causa, unos 50 países o áreas tendrán poblaciones más pequeñas para mediados de este siglo.
En algunos de ellos, como Bulgaria, Croacia, Letonia, Lituania, Moldavia, Polonia, Rumania, Serbia y Ucrania, la población se reducirá en más de 15 por ciento.
A eso se suma el envejecimiento de la población. El promedio de edad en los países ricos supera los 40 años, un aumento de 13 años respecto de 1950. Y para mediados de siglo, unos 12 países tendrán en promedio 50 años o más, como Japón, 53 años, España, 52 años, y Alemania, 50 años.
Muchas de esas naciones con problemas demográficos, además, se oponen a la inmigración.
Un estudio al respecto señala que una mayoría de los consultados en Alemania, Rusia, Sudáfrica, Turquía y Estados Unidos consideran que la inmigración tiene un “impacto muy o bastante negativo”.
Incluso, los gobiernos de esos países endurecen los controles fronterizos, construyen muros y barricadas y adoptan políticas para restringir notoriamente la inmigración.
En ese contexto, algunos países invierten en tecnología robótica avanzada para cubrir sus necesidades y aumentar la productividad, reducir el costo de mano de obra y mejorar los bienes y servicios.
Los últimos ejemplos en ese sentido incluyen automóviles repartidores de pizza sin chofer y un albañil robótico que puede colocar 1000 ladrillos estándares en una hora, lo que a dos hombres les lleva un día, además de un barista robot que puede servir 120 cafés en una hora.
La relación robot por cantidad de obreros es alta en Corea del Sur, Japón y Alemania. Más de la mitad de los 10 países con mayor proporción de robots por trabajador están en la Unión Europea, pero 75 por ciento de los robots del mundo se concentran en cinco países: China, Alemania, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos.
La Federación Internacional de Robótica pronostica que el número de robots industriales que hay en el mundo aumentará a 2,6 millones para 2019, casi el doble que en 2015.
Los avances en la tecnología robótica y la inteligencia artificial contribuyen a la humanización de los robots y al surgimiento de androides que se asemejan, se mueven y actúan como seres humanos, incluso con un cuerpo y una piel similar al humano.
Todavía están en desarrollo, pero los primeros androids se ven cada vez más en depósitos, comercios, centros de información y recepción, hospitales, instalaciones militares, parques industriales y en la televisión.
Hace varios años, científicos de Japón desarrollaron el primer androide presentador de noticias, que no solo tenía una perfecta capacidad de lenguaje, sino que tenía sentido del humor.
Además de realizar tareas manuales repetitivas, los androides pueden dialogar e interactuar con la gente, ofrecer atención al cliente y compañía, realizar tareas peligrosas e incluso salvar vidas humanas y hasta tener sexo.
Los temores y especulaciones sobre posibles consecuencias negativas se relacionan con los algoritmos de aprendizaje, por ejemplo, que permiten que algunos robots sean autodidactas y hasta se repliquen.
Hay quienes alertan de que el avance de la robótica podría causar un desempleo masivo, que afectaría a todo el mundo, desde conductores hasta trabajadores sexuales.
Muchas tareas realizadas por personas pasarán a ser realizadas por robots, pero la evidencia de Alemania y Estados Unidos sugiere que los programas de automatización con robots tienen efectos positivos en las oportunidades de empleo.
Los luditas resultaron estar equivocados, y la tecnología de androides y robótica llevará al aumento del trabajo y de la prosperidad, así como de mejores bienes y servicios y más baratos.
Pero muchos analistas sostienen que el desarrollo de androides y robots es tan rápido y en tantos sectores que un gran número de trabajadores, en especial los que no tienen capacitación, quedan desplazados y tienen dificultades para encontrar otro empleo adecuado.
Un estudio económico concluyó que desde 1990, cada robot agregado a una fábrica estadounidense redujo el empleo en más de seis trabajadores en los alrededores de la misma.
Frente a ese problema, hay quienes recomiendan una tasa robótica para aumentar los ingresos de los trabajadores desplazados por robots o que se les suministre un ingreso básico universal si no logran encontrar trabajo.
Otra sugerencia es que los electores presionen a los gobiernos para imponer cuotas para trabajadores humanos.
Pero ninguna de esas sugerencias atienden el problema de los millones de jóvenes desempleados en los países en desarrollo.
En África subsahariana, por ejemplo, las personas de entre 15 y 24 años aumentarán a más del doble para mediados de este siglo, superando los 400 millones de jóvenes. La búsqueda de empleo, precisamente, empuja a hombres y mujeres a emigrar a países más industrializados, aun sin los documentos necesarios.
Otro asunto preocupante es que los gobiernos no han creado un conjunto de leyes y normas en materia de androides, que contemplen desde registro, impuestos, responsabilidades, entre muchos otros asuntos.
Y más grave es todo lo que se relaciona con hackers, ciberdelincuentes, terroristas y otros que se arroguen el control de los andoides y los robots con el fin de perjudicar o dañar a las personas, la propiedad y el ambiente.
Más de 40 países ya tienen programas de robótica con bombarderos aéreos no tripulados. En muchos países, el sector militar es el principal impulsor de esta tecnología pues busca reducir los riesgos a los que se exponen los soldados y dotarse de mejores capacidades de reconocimiento, vigilancia e inteligencia.
El Comité Internacional para el Control de Armas Robóticas teme que el avance de la robótica haga que más países se involucren en guerras, ya que los androides y los robots reemplazan a los combatientes humanos.
Hace poco, 116 fundadores de compañías robóticas y de inteligencia artificial de 26 países suscribieron una petición para prohibir robots asesinos o sistemas de armas letales autónomas, con el argumento de que solo los humanos deberían tener permiso para matar humanos.
Algunas personas ven en los androides la solución al problema de la disminución y del envejecimiento de la población, pero otros lo ven como un desarrollo preocupante que supone múltiples amenazas a las sociedades humanas.
Dadas las profundas implicaciones de la emergencia de esta transformadora era de los androides, la comunidad internacional debe atender y buscar crear un acuerdo o protocolo sobre su uso.
Traducido por Verónica Firme.
La nota original está disponible en el sitio de Inter Press Service, Agencia de Noticias.
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