Una
serie de errores de producción y puesta en escena, transformaron lo que
pudo ser una memorable presentación en algo más parecido a una audición
de busca talentos. Sólo que se trataba de Esperanza Restucci,
intérprete ligada a la música desde la cuna, que tiene marcados
atributos para convertirse, porque extrañamente aun no lo es, en una
estrella de la interpretación popular.
Presidente de Consumidores Asociados.
La página del Teatro de Rancagua prometía una Noche de Boleros, a cargo de Esperanza Restucci,
desde las 20:30 horas del viernes 1 de septiembre, pero tuvimos algo
distinto, a ratos defraudante, por una serie de errores de producción y
puesta en escena.
El
currículo de Restucci incluye una variada experiencia interpretativa
que mostró en el escenario, aunque con cierta escasez de repertorio. Así
que haber titulado como Noche de Boleros fue un error, pues prometía algo que en rigor no fue y omitió lo que podía ser si consideramos que la interpretación de "Alfonsina y el mar", que no es un bolero, fue lo mejor de la noche y el sentido bis demandado por el público. Les compartimos ese precioso momento en una grabación que conseguimos por ahí.
Bastaba revisar la trayectoria de Esperanza en sitios como MúsicaPopular.cl o ver alguno de sus escasos videos en Youtube, para esperar una noche de calidad interpretativa, que la cuidada voz de Restucci cumple a cabalidad.
A ratos, su trayectoria por distintas tendencias, incluida la lírica,
le juega en contra con pequeños detalles del fraseo, que en vivo se
notaron, a lo menos, un par de veces, especialmente al volver a entrar
después de los solos del tecladista, Lautaro Quevedo, que la acompañaba.
A
su edad, aunque luce jovial, Esperanza exhibe carencias en el manejo
del escenario, con poca movilidad y falta de dominio en su comunicación
con el público. Ella es simpática y agradable, pero no sabe manejar el
micrófono para dirigirse al público y su padre, el mandolinista Antonio Restucci, tampoco lo hace mejor.
Lo
anterior, sin perjuicio que, como nunca, se notó la ausencia de un
maestro de ceremonias en el teatro. Esto hubiese ayudado a evitar una
serie de errores en el manejo del programa, con salidas y entradas de
los músicos que el público no entendió, como el amago de cierre del
espectáculo, el que, como es tradicional, debe ser impedido por los
aplausos de un público que no captó que la presentación se acababa.
Así,
luego de la repetición de dos temas y antes de los 90 minutos, con
atraso en el inicio incluido, terminó el espectáculo, con Esperanza
Restucci tratando de dar un último adiós con un micrófono que,
intempestivamente, fue apagado.
Comentario
aparte merece la falta de una adecuada y oportuna publicidad para
garantizar un marco de público acorde a la categoría de Restucci. La
productora a cargo se farreó a la artista y su excelente acompañamiento
musical. O quizás, aquí no hay productora y estamos entonces ante la
ausencia de profesionales en el manejo de artistas.
Dejando
de lado los detalles de la puesta en escena, es claro que estamos,
indudablemente, ante una artista con un despliegue vocal delicioso y una
potencialidad enorme. Sinceramente, tengo la Esperanza de ver a
Restucci, de nuevo, en toda su plenitud.
Publicado originalmente en el sitio de Consumidores Asociados, la ODECU del Libertador.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario