Con
un ingenio típico del chileno, la Casa del Arte de Rancagua se las
arregla para mantener una cartelera cultural que se sostiene gracias a
un pequeño pero fiel público, el que tras cada función puede compartir
anticuchos y navegados que mejoran la rentabilidad de una sala que tiene
interesantes posibilidades para presentaciones íntimas.
Artículo preparado por Alejandro Pujá Campos,
Presidente de Consumidores Asociados, la ODECU del Libertador.
La visita a la Casa del Arte, el sábado 23 de julio, tenía la intención de ver la comedia "Suegras",
pero terminó en descubrir como esta pequeña sala, con ingenio y
organización, se las arregla para gozar de una buena salud, aunque la
demanda de sus espectáculos no sea masiva.
En
la ocasión se había anunciado, a las 20:30 horas, la obra protagonizada
por Alex Vidal, Shlomit Baytelman, Cecilia Cucurella, Eliana Albasetti y
María Angélica Arcos; de un guión original de Hugo Daniel Marcos y con
la dirección de Christian Villarreal.
Llegando
al lugar, se advertía en una clásica pizarra negra y con tiza, de la
ausencia de Baytelman y Albasetti por razones de salud, lo que parece no
melló la voluntad del público que casi llenó la pequeña sala ubicada en
Ibieta 187. Claro que esa información podía haber sido subida
oportunamente al sitio casadelarte.cl, que hasta el inicio de la función
nada advertía de esta eventualidad. Reemplazaron a las enfermas las
actrices Bárbara Santander y Carmen Poblete Avila, de la compañía TIARA.
No
obstante, como ya habíamos reservado por teléfono, había que ser
coherente en el interés de conocer la obra y el recinto, así que
avanzamos a comprar una módica entrada de $7000, en primera fila, para
ver una comedia entretenida.
La
pieza, de poco más de una hora, explota los malos ratos que sufre un
matrimonio de una mujer jóven (Bárbara Santander) con un varón cinco
años mayor, trasplantado de corazón, (Alex Vidal); que es visitada, en
distintos días de la semana por sus respectivas madres, suegras que no
se toleran la una con la otra, y la madre de Pablo, el que le donó el
corazón a Daniel, el personaje de Vidal.
Luego,
la comedia discurre en los enredos que se producen cuando, por
distintas causas, coinciden las tres madres, el mismo día, en la casa
del matrimonio que hace denodados esfuerzos por evitar se encuentren y,
también, por expulsarlas.
Sumando
y restando, el saldo de haber visitado la Casa del Arte de Rancagua es
positivo. Se trata de un local acogedor, una buena acústica que se
presta para conciertos íntimos, valores razonables y una curiosa
invitación, hecha antes del inicio de la función, para comparrtir unos
anticuchos con navegado, al terminar. Se trata de una ingeniosa forma de
optimizar la rentabilidad de la función, que no me cabe duda es acogido
por buena parte de los asistentes.
Por
otra parte, la página casadelarte.cl es desabridamente sencilla, con
notas de hace 10 años inclusive y una oferta de membresía por la que se
puede obtener anticipadamente la cartelera, razón no muy convincente
como para asociarse, a menos que lo que se busque es apoyar
decididamente a este recinto, cuestión que vale la pena plantearse.
Pero
como no estamos obligados a ser mecenas, hago votos para que la Casa
del Arte pueda mejorar la gestión y seguir manteniendo este pequeño pero
prometedor espacio de cultura y socialización local.
Publicado originalmente en el sitio institucional de Consumidores Asociados, la ODECU del Libertador.
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